EXPOSICIÓN DE CELSA DÍAZ (ACIANA)
La ovetense, que acaba de participar en la Feria internacional de La Haya, clausura su exposición en Octógono
E. CAMPO
«Soy Celsa Díaz y pinto»: ésta es la presentación que ella hace de sí misma. Celsa Díaz (Oviedo, 1965) clausura mañana en la sala de arte Octógono «Paisajes domésticos», una exposición en la que vuelven sus escaleras cambiantes de peldaños engañosos, pero con una perspectiva distinta. «En esta exposición hay cierto cambio respecto a lo que estaba haciendo anteriormente: surgen cosas en la vida que te obligan a modificar el registro y a volver a partir, en cierta medida, de cero». Estos cambios se traducen en unos ambientes íntimos y cálidos, que sustituyen a los anteriores fríos e inhabitables.
«Paisajes domésticos» es una serie de obras de formato mediano donde cada espectador tiene que ver «lo que le apetezca», según Celsa Díaz. «Mis circunstancias son las mías, cada uno interpretará lo que quiera, ya que la pintura no da soluciones, sino que pone un interrogante». La pintora habla del misterio que traslucen sus obras ligado a la presencia o ausencia de la figura humana: cuando está, resulta intrigante, ausente, y, cuando no está, se nota en falta. «Hasta ahora trabajé mucho con la figura humana, quizás me cansé, pero ahora no me apetecía incluirla». Los colores vivos y rotundos también hablan de una nueva etapa en su trayectoria. «Antes eran más fríos, en consonancia con las estructuras más frías». La muestra puede visitarse hasta mañana, de diez a una y de cinco a ocho.
Pintura figurativa
Contemplando las pinturas expuestas en Octógono, con interiores hogareños de elementos perfectamente identificables, surge una pregunta. ¿No está ya superada la pintura figurativa? «En absoluto», responde Celsa. «Había un crítico de arte, Panovsky, que en los años veinte hablaba de proporción y equilibrio, en plena época de las vanguardias históricas. Y es que el desafiar, el no tener el mismo registro que todo el mundo, es muy bueno», sostiene. Según opina esta licenciada en Bellas Artes, cada época tiene sus problemas, sus historias y sus materiales, y eso es lo que propicia los cambios, no la idea de eliminar la figuración.
¿Y por qué aparecen tantas escaleras en los cuadros de Celsa Díaz? «Me parecen una estructura muy interesante: las puedes subir, bajar o pararte en ellas, pero las que yo pinto tienen peldaños irregulares, inestables», afirma. La pintora acaba, precisamente, de bajar unas escaleras, en este caso estables: las del avión que la trajo de vuelta de La Haya, donde participó en su segunda exposición internacional: la «Holland Art Fair». Fue su debut con la galería de arte contemporáneo Ra del Rey, de Madrid, y vuelve muy satisfecha con la experiencia. La anterior incursión en el mercado internacional fue el año pasado, en Gante, en la Feria «Lineart». La maleta de Celsa Díaz no estará tranquila durante mucho tiempo, ya que ahora prepara una exposición para su galería, en Madrid, y también participará en una feria de Valladolid.
Celsa Díaz sonríe ampliamente y no es para menos, ya que se dedica a lo que quiere y su agenda dice que va obteniendo, poco a poco, el reconocimiento al que aspira. «Este trabajo me apasiona, luego hay otras cosas ligadas a la pintura que llevo mejor o peor. Pero me apasiona».