UN ARMARIO METÁLICO PARA EL RÍO NONAYA
Parece que algún altruista salense ha querido dotar al río Nonaya de un "precioso" armario metálico, de color azul. Lo ubicó en el río a la altura del aserradero de La Veiga, en la villa, y justamente en el centro del mismo, en una perfecta situación para servir de tropiezo a las ramas y otros materiales que acabarán llegando cuando el caudal comience a aumentar con las lluvias invernales y primaverales. Pero, como decimos, el donante del mueble no habrá, lógicamente, querido que se causasen problemas con la venida de dichas basuras sino que, posiblemente, habrá pensado que éste tendrá su utilidad; por ejemplo: un poco antes sale al cauce una traida de aguas residuales donde normalmente las ratas suelen aprovisionarse de los restos orgánicos que se producen en las viviendas próximas; el donante pudo creer que dichas ratas necesitarían un almacén para colocar las mierdas (con perdón) sobrantes, a modo de frigorífico; también les serviría de refugio, dada la escasez de ellos en el río ahora que está tan "limpio". Otra utilidad es la estética: como se podrá observar, el juego de luces conseguido con los verdes, grises, pardos, violetas, etc. es de una armonía pocas veces observada; se ha logrado una hermosísima escultura fluvial propia de los mejores entornos de las mejores ciudades europeas, donde los artistas de más enjundia colocan sus obras.
¡Qué más podríamos decir! Que si no lo tomamos a guasa mal nos va a ir, porque entre los desaprensivos que hacen estas guarradas y los responsables públicos a los que les importa tan poco la limpieza y la higiene de nuestro río, tendríamos que estar cabreados un día sí y otro también. Pero...más vale que no.